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martes, 15 de noviembre de 2011

Las fuerzas de la vida

La tierra, generadora de vida, ha sido durante muchísimo tiempo testigo de acontecimientos increíbles, adaptaciones y evoluciones que solo son perceptibles con el paso de miles de años y aun así estas han experimentado diferencias tan pequeñas que parecen imposibles de explicar en una sola vida humana.

Pero el hombre creó la cultura como medio para alcanzar la vida eterna y transmitir los conocimientos de unas generaciones a otras. Y así surgió la ciencia, como la herramienta capaz de explicar esas evoluciones milenarias y reorganizar el estudio de las especies que habitaban el planeta, para poder si cabe medio entender como esas adaptaciones  han ido fraguando la batalla de la vida, de la que ahora somos herederos.

Hoy en día, habiendo desarrollado capacidades mentales, nuestro frente de batalla se centra, no tanto en entender nuestra evolución biológica, que ha sido ya muy bien estudiada de forma multidisciplinar, sino más bien en lo que cabe esperar de la evolución social que estamos viviendo, eso sí, a un ritmo frenético, en nuestra sociedad actual.

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Para entender nuestra sociedad debemos pensar en el funcionamiento de otros grupos que visualizamos diariamente, como es el caso de los insectos.Porque en realidad nosotros hemos colonizado el planeta, expandiéndonos por todo su territorio y buscando recursos que explotar para seguir creciendo y aumentando. Al igual que los insectos nos reproducimos para aumentar nuestro numero y conseguir la tan ansiada supervivencia, pero seguramente cuando nosotros no estemos aquí ellos seguirán estando, simplemente por una cuestión de tamaño, que al parecer es tan importante para la supervivencia.

Pero incluso con nuestras dificultades debidas al tamaño y la gran cantidad de recursos que necesitamos para abastecer a 7000 millones de personas, lejos de adoptar una política conservadora en cuanto a reproducción, estamos procreando a niveles preocupantes que nos llevan inexorablemente a nuestra autodestrucción.
A pesar de ser muchos, aun queremos ser más y mejores, nos organizamos de una forma casi perfecta para diversificar nuestras actividades y especializarnos en cada uno de los ámbitos de la vida.Y así surge la superación de una forma de vida basada en la fuerza del hombre, la sociedad patriarcal, con unas consecuencias ya sabidas, la inclusión de la mujer en el mundo laboral y la modificación de todo un complejo sistema  que aún está teniendo lugar.

Para entender el problema que estamos planteando, hemos de partir de un punto básico. Debemos recordar que a lo largo de la historia de los mamíferos el macho casi siempre ha sido más grande y fuerte que la hembra. Eso es particularmente visible en todas las especies de primates, de donde nosotros venimos.
Particularmente el hombre y la mujer han usado formulas ancestrales para convivir. En esta batalla salió ganando el hombre. Su fuerza bruta se ha estado imponiendo y su naturaleza agresiva ha cohibido al genero femenino desde el principio de los tiempos.

Aunque parezca mentira hoy en día, y a pesar de un amplio desarrollo social, el hombre sigue maltratando, pero con un matiz importante, y es que la tendencia es a la baja. La propia sociedad se ha ido equilibrando hasta el punto de crear leyes que castiguen esos principios agresivos para convertirlos pautas de conducta ejemplares que permitan la convivencia entre ambos sexos.

Entre tanto la mujer, perdida y ninguneada, ha estado luchando contra las fuerzas patriarcales que la cohibían, dando lugar a movimientos feministas que luchan contra el machismo. Luchas que ahora mismo se dan incluso entre mujeres, ya que algunas tienen un machismo infundado de por vida del que jamás podrán salir, y otras sin embargo por exceso pecan de feministas, llevando la protesta hacia la superación del otro sexo.
Esta transición solo esta anunciando la crónica de una muerte anunciada de una forma de vida anquilosada, y da paso a una diversificación extraordinaria donde todo tiene cabida.

El ejemplo más claro es la incorporación de la mujer en el mundo laboral, algo que para mi es un “acto de desarrollo cultural”, sin más, un producto inacabado e imperfecto que hay que desarrollar aún. La diferencia de sueldos da idea de la presión que aun supone para el hombre luchar contra su propio instinto que lo hacia superior, pero también da a entender el ocaso de un camino que por evolución toca a su fin. Y como acto imperfecto, esta incorporación masiva del genero femenino ha propiciado otros desajustes económicos. El paso es firme y claro, y las consecuencias siguen siendo las mismas que la de nuestros ancestros prehistóricos, la adaptación.

En un mundo imperfecto luchan las dos fuerzas de nuestra especie, la mujer y el hombre, el hombre y la mujer, en un toma y daca de amor y odio que tiende irremediablemente a acercarse en un discurso sin fin. Pero al acercarse se alejan y dan un pasito atrás,y dando una vuelta de tuerca se vuelven a acercar. Es el sino de la vida del hombre y la mujer, un día civilizados y el otro sin poderse ver.
Todo es cuestión de perspectiva evolutiva.

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