Twitter

sábado, 4 de septiembre de 2010

La autodestrucción contemplativa

image

Normalmente en nuestra vida diaria no nos damos cuenta, pero la dependencia que tenemos con el petróleo es tal que el día que se acabe podría provocar un colapso económico de corte apocalíptico me atrevería a decir. El caso es que desde que era pequeño llevo escuchando esa vieja historia de que el petróleo se va a acabar.Tanto dependemos de él que lo podríamos sustituir por “ el mundo se va a acabar”, me refiero al mundo desarrollado por supuesto.

Y no es que no haya energías alternativas , que las hay. De hecho las grandes compañías del sector automovilístico ya están moviendo ficha respecto a los coches de hidrógeno, los eléctricos, los híbridos. Por ejemplo en el caso de los coches de hidrógeno sus emisiones son nulas, ya que por el tubo de escape solo tira vapor de agua. El problema es que el motor de combustión sigue siendo lo más barato y rentable. Mientras el petróleo siga vendiéndose así no habrá problemas.

Parece que solamente cuando el petróleo de signos inequívocos de agotamiento entonces pasaremos a sustituirlo sistemáticamente. ¿Haremos la transición sin problemas? , ¿cuanto tiempo nos queda?,¿ cuanto petróleo queda?

No es una sustancia que se regenere muy rápidamente, ya que como sabemos está configurado con materia orgánica de hace miles de años, por lo que el mundo futurista de hoy lo mueven  seres prehistóricos que nos han dejado su legado transformado en energía.

Dicen que aún queda oro negro suficiente, que  Alaska y el mar de China son una mina, y que hay mucho en los fondos oceánicos. Seguramente los países de la OPEP (organización países exportadores de petróleo) lo sepan mejor que nosotros.

Pero el petróleo no solamente mueve a los coches, sino que está presente en casi todo lo que tenemos diariamente a mano, como plásticos, metacrilatos, gomas, zapatos. Y que decir del tráfico aéreo, donde cada vez se construyen aviones mas grandes, como el Airbus, que se chupa toneladas del preciado elemento.

Si un volcán es capaz de con su erupción de sembrar el pánico en toda Europa por la interrupción del tráfico en los aeropuertos durante días, ¿que sería del planeta si se acabara el petróleo?,¿acaso podría ser igual todo sin aviones?.No parece que las compañías aéreas estén prestando demasiada atención a la posibilidad de que algún día no puedan tener combustible.

Entonces ¿que nos ocurre?. Nosotros, seres raciones, somos incapaces de reaccionar ante una catástrofe. Cuando hay dinero de por medio agotamos los recursos sin piedad. Deberemos aprender muy rápidamente e inventar nuevas fórmulas al ver como desaparece lo que nos impulsa.

Es el caso de lo que ocurrió en la isla de Pascua, donde los pascuenses prosperaron hasta que agotaron todos los recursos de la isla. Los arboles desaparecieron dando paso a la erosión que provoca la deforestación. La civilización desapareció sin dejar rastro. Y lo más preocupante de todo es que no se dieron cuenta de que se estaban autodestruyendo. Podría repetirse lo mismo a gran escala sin duda.

Los inventos están en la mesa, solo hay que ponerlos en práctica, veremos si podemos ganar la batalla a nuestro impulso de agotar los recursos naturales y salimos ilesos del cambio.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Agresivos depresivos, la vuelta al trabajo

Hoy conduciendo me he topado con algunos de los especímenes que seguramente se acaban de incorporar a la rutina. Y es que dicen que no hay una resaca tan mala como la que da septiembre, y eso se transforma en agresividad, sobre todo al volante, donde parece que la gente se envalentona y da rienda suelta a su agresividad.

image

Todas estas prisas del trafico, esos conciertos de claxon, no hacen mas que atestiguar la preocupación que manifiestan este gran grupo de gente que por unos días se creyeron personas muy personales, individuos individuales, y que ahora se vuelven a integrar en la masa, la impersonal y anónima masa de la gran ciudad. Y claro eso duele y mucho, ese descender de los cielos, de la comodidad y del no hacer nada, de sentirse libre, y de no estar atados a lo que yo llamo la neo esclavitud capitalista, que no son más que las llagas que provocan las ataduras de las hipotecas y que a buen seguro hay que mantener con el trabajo de forma esclavizante. Pero claro, si a esto le unes que el que vuelve no tiene trabajo, aún estará más cabreado, porque lejos de sentirse libres por ello, se consideran amargados por no entrar en los cánones de la sociedad que les enseñó todo,  esa misma a la que en vacaciones dan la espalda, la  que les impide ser ellos mismos, la que no les deja ser persona. Y suenan los cláxones, aquellos por los que creen ser alguien y marcar su territorio y su personalidad. Y sin saberlo están dando una clase magistral de como comportarse en masa un grupo de gente al fin y al cabo cabreada.

Para todos ellos esta reflexión.