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lunes, 24 de octubre de 2011

El colapso generacional


Corren tiempos difíciles, el legado de una generación pasa a duras penas a otra, pero siempre con mucho ruido e  interferencias. Porque la cultura se transmite como las ondas, o mejor dicho, se transmite por ondas a través de nuestra comunicación. Lo que hoy sabemos se lo transmitiremos a nuestros hijos para que ellos lo transmitan.

Y es que no hay mejor medio para transmitir la cultura que la propia familia, que no es mas que una pequeña representación a escala de la sociedad en la que vivimos y que nos marcará las pautas que debemos seguir a lo largo de nuestra vida en sociedad.

Pero entonces, ¿hay tantas culturas como familias?. La respuesta es compleja, porque por un lado enseñamos a nuestros hijos una forma de vida personal, pero por otro la propia sociedad se encargará después (por medio de otros grupos sociales como los amigos) de poner en común todas y cada unas de esas personalísimas maneras de entender la cultura de un determinado grupo humano. 

Hoy en día todo este planteamiento está teniendo una evolución sin precedentes, porque con la aparición de Internet y las propias redes sociales, las diferentes culturas se ponen aquí en común, para simplificar más si cabe el comportamiento del hombre y mantenerlo online, y digo mantenerlo porque cada vez se pone más difícil aquello de no estar conectado a algo.

Es a partir de aquí donde debemos rebobinar e irnos al principio de todo, la familia. Desestructurada con unos padres que trabajan y unos hijos mal atendidos, esta mínima representación de grupo humano está cambiando los registros de valores que están dando a sus hijos, y ello debido a cuestiones externas e imposibles de controlar. Aquí en este punto es donde nace ese niño abandonado a su suerte, desinformado y sobreinformado, no tutelado, para abrirse paso a través de las redes sociales cual pez en el agua, y así pertenecer a ese gran océano de circuitos electrónicos.



Y nos surge el gran debate de si internet es una forma de cultura o una herramienta incontrolable capaz de destrozar en pedazos el legado de un pueblo, las costumbres de una tierra .Quizás lo estemos enfocando mal, a lo mejor el fin ultimo de internet es ser creado para transformar los modelos intelectuales, cambiar las mentalidades de los padres y variar el estado de los valores personales.Puede ser que a la larga y con perspectiva nos demos cuenta que realmente la tecnología nos ha pillado, y va mucho más deprisa de lo que nosotros podemos correr, por lo que representaría un problema de desarrollo.

En esta diversificación nacen ahora esos niños, supervivientes de una especie ocupada, victimas de la velocidad de la banda ancha y de la vida de sus padres, y por que no decirlo, náufrago buscando ayuda , embajadores del carpe diem y padrinos del estrés.

Por ahora su único consuelo será asomarse a una ventana y respirar lo que una vez fue una vida sostenible y calibrada. A saber qué les espera.

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